La reciente crítica
realizada por el Subcomandante Marcos, principal referente del EZLN, a Andrés
Manuel López Obrador, ha reafirmado en mí, una vez más, la certeza que tengo de
que los utopistas suelen ser los principales enemigos de toda utopía. Al
aferrarse a la pureza de sus principios, y defenderlos con intransigencia, el
utopista consciente o inconscientemente obstaculiza la realización incluso de
las realidades más próximas a sus ideas.
Y sí, sin duda el revolucionario anarquista Bakunin tenía mucha
razón cuando afirmaba que: "Es soñando con lo imposible que el hombre ha realizado siempre lo
posible. Los que se han conformado con lo que les parecía posible no han avanzado
nunca de un solo paso”. Claro, ciertamente tampoco se
trata de quedarnos atrapados en un “realismo” obtuso, reflexionando sólo sobre
la búsqueda de un México con elecciones limpias o con pleno empleo. No, pensar
así sería bastante limitado, se trata de llevar la reflexión más allá, llevar
los sueños mucho más lejos que eso (como por ejemplo soñar con una República
Amorosa), para ir en la medida de esa búsqueda de lo imposible, conquistando lo
posible.
La izquierda no electoral razona justamente a
la inversa, así vemos, por ejemplo, como en 2005-2006 la Otra Campaña (OC) descalificó
por igual a todas las opciones electorales porque todas “eran lo mismo” en
tanto que ninguna se ajustaba a su “programa máximo” de lucha contra el
capitalismo. Se aplicó la lógica del “todo o nada”, la utopía a través de la
utopía misma, sin concesiones de ningún tipo.
Y eso, como vimos en 2006, sólo le jugó en su
favor a la corriente más lejana de la utopía anticapitalista que pregonaba la OC , y así, en lugar de una opción
reformista, que bastante lejos de ser perfecta sí hubiese al menos ayudado a
atenuar un poco el hambre, la indigencia, el desempleo y la violencia
generalizada, hoy vivimos en la realidad impuesta por la derecha neoliberal,
una realidad tan triste que ya todos conocemos y está demás describir. A esto
nos llevó la lógica de “todos son iguales”, “todos representan lo mismo”.
Estuve prácticamente una década dentro de la
izquierda radical, entiendo perfectamente la gran mayoría de las críticas que
hace esa izquierda a la izquierda electoral porque yo mismo las expresé y
defendí apasionadamente mil veces, pero terminé entendiendo que por más buena
voluntad que exista, la posición purista del “todo o nada” termina casi siempre
ayudándole más a la “nada” que al “todo”. 2006 es un gran ejemplo de ello, que
invito a analizar a quien piense lo contrario.
Por tanto, y ante la verdaderamente desesperada
situación que viven millones de personas en este país, me parece muy grave que
Marcos vuelva a cargar sus baterías contra AMLO justo en este momento. Me
parece irresponsable que nuevamente, en una lectura política que además de todo
me parece incorrecta, aparezca a vender una vez más la noción de que “los tres
bribones” que serán candidatos son lo mismo, como si para miles y miles de
jóvenes rechazados de las universidades cada semestre, o para millones de desempleados
que no encuentran cómo obtener un ingreso para alimentar a sus familias
representara exactamente lo mismo el Proyecto social-demócrata que defiende
López Obrador o los intereses neoliberales y hambreadores que defienden Peña
Nieto o Josefina Vázquez Mota.
Y que quede claro que esta crítica la hago partiendo de la idea
de que en efecto Marcos es el líder de un movimiento absolutamente legítimo,
pues sin prueba alguna sería irresponsable afirmar que es un “agente de
Salinas”, aunque se esfuerce bastante en alimentar esta sospecha entre muchos.
Y aunque yo creo que
en el fondo el problema de Marcos es más bien de una envidia terrible hacia
Andrés Manuel (como la que también invade a Cárdenas), si aceptamos
objetivamente las críticas legítimas que pueda tener la izquierda no electoral
contra la electoral, también Marcos tendrá que aceptar las legítimas sospechas
que ha creado en muchos gracias a su accionar, en el que ha salió a tirársele
al cuello al representante de la izquierda justamente cuando más arriba iba en
las encuestas, y nuevamente ahora, cuando el lopezobradorismo parece renacer
con una gran fuerza que empieza a poner nervioso al peñanietismo salinista.
Alfredo Rdz.
Publicado originalmente el 10 de diciembre de 2011.
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