Estoy convencido de
que la oportunidad que tenemos para cambiar al país el próximo primero de
julio, es la última que tendremos. Al menos la última por un largo periodo de
tiempo. Sí, aunque suene fatalista, estoy convencido de que es ahora o nunca, o
si se quiere, para ser menos dramático, es ahora o en un futuro bastante
lejano.
Si volviera el PRI o
si continuara el PAN en el poder, serían otros seis largos años terribles para
México, serían seis años no sólo perdidos, sino en los que quizá la derecha terminaría
con lo poco que queda de país y nos sumiría en una barbarie atroz de la que
sería aún más difícil de salir de lo que ya de por sí es ahora. El triunfo de
Peña o de Vázquez Mota terminaría por afianzar y fortalecer el bipartidismo de
derecha que le cancelaría la oportunidad de un futuro digno a las próximas
generaciones.
El país difícilmente
soportará un sexenio más con todos los padecimientos que hoy le aquejan:
violencia, inseguridad, pobreza, corrupción, marginación, falta de una
democracia auténtica y un largo etcétera.
Pero también, como
nunca, tenemos una excelente opción para darle un giro de 180° a la historia, y
no es cualquier opción. La opción progresista y democrática cuenta con todos
los ingredientes necesarios para ser no sólo una opción distinta, sino para
convertirse, ya en el poder, en una de las mejores administraciones de la era
moderna del país.
La oposición
progresista que encabeza Andrés Manuel reúne destacados factores a su favor:
tiene un proyecto integral que aborda todos los problemas del país y plantea
una solución concreta y viable para cada uno de ellos. Cuenta, además, con la
experiencia de gobierno del propio candidato que representa dicho proyecto, a
lo que se le suma un excelente equipo de especialistas distinguidos y
respetados en cada una de sus áreas que formarían su gabinete.
Y no menos
importante que su propuesta, su experiencia y su equipo, se cuenta también con la
limpia trayectoria en materia de honestidad del candidato.
¿Qué más podemos pedir
para brindarle a esa opción nuestro voto de confianza? Es una opción con todos
los factores necesarios para enfrentar a la derecha y para sacar al país de la
terrible decadencia en que esa propia derecha voraz, corrupta e inescrupulosa,
lo hundió desde décadas atrás.
Definitivamente sí hay
una salida, sí hay alternativa para evitar el terrible sufrimiento que
seguirían padeciendo millones si las élites lograran imponer al producto
mediático Peña Nieto o a Josefina Vázquez Mota, que representan y significan
exactamente lo mismo.
La pregunta realmente es
si las mayorías seremos capaces de darnos cuenta de las dos visiones
contrapuestas de país que tenemos frente a nosotros y si elegiremos votar por
algo distinto, si decidiremos tomar en nuestras manos esta última oportunidad
de ponerle punto final al régimen de injusticias y sufrimiento para comenzar a
escribir una página nueva de progreso, oportunidades y bienestar para todas y
todos, o si, por el contrario, permitiremos que la actual historia de terror se
siga escribiendo.
Alfredo Rodríguez.
Publicado originalmente el 3 de abril de 2012.
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